Materializando la fantasía

¿Qué tienen en común los juguetes y los sueños? Ambos son formas de escapar de la realidad y de crear mundos imaginarios. Ambos nos acompañan desde la infancia y nos marcan para siempre. Ambos nos hacen felices y nos frustran a la vez.

Uno de mis favoritos...
En este blog quiero compartir con ustedes mi pasión por los juguetes y como me ha servido la impresión 3D. Quiero contarles cómo nació esta pasión y cómo la he mantenido a lo largo de mi vida. Quiero mostrarles cómo he logrado fabricar mis propios juguetes, no los que soñaba tener, sino los que he hecho realidad como creador y como coleccionista.

Pero antes de entrar en detalles técnicos y mostrarles mis creaciones, permítanme presentarme y contarles un poco de mi historia.

Yo mero
Soy el menor de cuatro hermanos varones. Mis hermanos me llevaban una considerable diferencia de edad, así que me tocó aprender mucho de ellos. Ellos me enseñaron a jugar y me heredaron lo que quedaba de sus juguetes.

Recuerdo con cariño las noches en que uno de mis hermanos jugaba conmigo a la ciudad. Armábamos una maqueta con cajas y objetos varios para simular edificios y negocios. Había profesiones y oficios para cada personaje, que él manejaba con maestría. Hacía las voces de cada uno, aunque se repitieran, con un talento digno de un actor. Usábamos monedas viejas para simular el dinero que movía una economía “real”. Yo solo tenía un personaje, siempre pobre y marginado. Sufría la frustración de no tener lo que otros tenían: coches bonitos, negocios propios, respeto social… Pero nunca lo conseguía. El juego siempre terminaba cuando llegaba mi papá a decirnos que ya era hora de dormir. Tenía que ir a la escuela al día siguiente y me quedaba con la sensación de que lo mejor estaba por venir.

Ejemplo del arte original de las cajas de los MOTU de esa época
Otro hermano, el mayor, tenía una impresionante colección de “amos del universo”. Cuando él no estaba, me colaba en su cuarto y bajaba sus figuras de su exhibición permanente en el clóset. Algunas sufrieron accidentes que les costaron algún miembro o pieza. Otras perdieron sus accesorios en el camino. Él se enojaba mucho cuando se daba cuenta, pero alguna vez me dejó participar en sus aventuras épicas. No podían faltar el castillo greyskull, la montaña tenebrosa y esos maravillosos vehículos. Era increíble oír cómo hacía música cinemática con su boca y las voces de los personajes entre diálogos y escenas de acción. De estos dos hermanos aprendí a jugar con muñecos. Admiraba su forma de disfrutar el juego a pesar de ser mayores que yo y su facultad para representar escenas de la forma menos abstracta posible.

En mis momentos de soledad, imaginaba mundos e historias con mis propios juguetes. Eran mis playmobil, mis gijoe o algún muñeco roto o desconocido para mí. Tuve la suerte de tener mis propios juguetes, no exactamente los que quería. Por eso soñaba con los que nunca tendría.

Más grande, ya en la pubertad, me gustaba ir solo a las jugueterías de “Comercial Mexicana”, “Gigante” y “Aurrera”. Veía los juguetes que deseaba y los sostenía en mis manos. Me imaginaba tenerlos algún día y planeaba todas las posibilidades que tendrían en mis historias. Pensaba en lo impresionantes que serían. 

Pero la realidad se impone con el tiempo. Un día me vi siendo un adulto con maravillosos recuerdos de unos hermanos que alegraron mi infancia y unos juguetes que fueron parte de ella.

De mis hermanos aprendí mucho sin que ellos lo supieran. Los vi crecer, cometer errores y sufrir. Yo sufrí con ellos desde lejos. En relación a este blog, me sirvió su curiosidad por distintas cosas. Al mayor le gustaban las historietas y dibujar; es abogado. Al segundo le fascinaba desarmar y armar cosas; tenía conocimientos técnicos; es ingeniero.

En cuanto al tercero, del que no hablé mucho, he de reconocer que aunque no fuimos muy cercanos, siempre me protegió.

De mis padres heredé rasgos de sus personalidades, incluyendo defectos. Mi mamá era ingeniosa y alegre; tenía una cultura visual y estética nutrida por el mundo que le tocó vivir. Mi papá era práctico, silencioso y ahorrador; detestaba recurrir a plomeros, carpinteros o mecánicos por las malas experiencias que tenía; prefería hacer las cosas por su cuenta.

Un Sentinel DMX Al fin...
Hoy soy adulto y papá. No he perdido mi gusto por jugar con juguetes, aunque ya no tengo tiempo de hacerlo como antes o como quisiera… Aún conservo algunas reliquias de mi infancia; muchos juguetes se perdieron como suele pasar con las cosas que se descuidan; algunos los heredaron mis sobrinos cuando eran niños; espero los hayan disfrutado como yo.

También tengo un pequeño grupo de juguetes que disfruto ahora; no soy un gran comprador; prefiero usar el dinero en mi familia.

Parece que mi relación con los juguetes se enfrió como se supone debe ser con todos los adultos… Pero no fue así del todo.

Después de años de experimentar, romper, frustrarme y enojarme con los fabricantes y sus desaciertos, por fin he podido honrar esa parte de mi vida y fabricar mis propios juguetes.

No son los que soñaba tener “porque los sueños sueños son”, sino los que he hecho realidad en esta etapa de mi vida.

¿Alguna vez soñaste con esa figura que nunca hicieron? ¿Alguna vez viste una figura y te preguntaste por qué estaba tan deformada o tiesa? ¿Alguna vez te frustró que un juguete fuese tan costoso? Yo sí.

 

Mi mamá y mis tres hermanos

 Bienvenido. Este es mi "Diario de Guerra"; la batalla de un hombre para materializar sus sueños con las dificultades de un adulto con responsabilidades .

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